sábado, 16 de junio de 2007

El vampiro.


Era de noche y había luna llena, imprudentemente había dejado la ventana abierta. Unos aullidos de lobos la despertaron interpestuosamente, y al pie de la cama estaba él. Había jurado que volvería de la muerte a buscarla, que nada ni nadie se podría con ese amor tan fuerte que el sentía. Y así fue, venció a la muerte por ella. Había vuelto… transformado en un vampiro porque tenía algo pendiente: el poder vivir una vida junto a su amada y tener hijos con esta.
Al principio ella dudo en acercarse, la cara que traía tenía un tinte demoníaco, sus colmillos aterradores y su mirada extraviada la asustaron. Cuando él se acerco para tomarla en sus brazos su mirada recuperó la pureza y dulzura de otros tiempos, entonces ya no tuvo miedo, lo abrazó y se besaron desesperadamente, sus bocas se buscaban enloquecidas de pasión. La piel con que había vuelto era extremadamente pálida, a pesar de que en vida había sido de color cobrizo, sus ojos estaban demacrados con unas ojeras negras y sus labios de un morado amorotonado. Esos signos pasaron a ella cuando mordió suavemente su delicado cuello blanco, esto hizo, entonces, que él sintiera más deseos de poseerla.
Corrió la tela negra de seda con encajes de su camisón, y rozó con su mano helada los hombros, la cintura, la respiración se le detuvo al sentir de nuevo que la tocaba. Sus carnes magras e hinchadas apenas, pero hermosas se entrelazaban desesperadas. Ella se estremecía de sentir otra vez los labios de él recorrer su cuerpo entero, podía sentirse mujer nuevamente, entregarse sin pensarlo, en cuerpo y alma, al hombre que amaba, dejarse poseer y poseer al mismo tiempo.
El frío mortuorio que ahora la recorría era agradable y cálido en comparación a la fría monotonía que había empezado a anidar en ella. Para cuando todo había terminado los dos ya eran vampiros. Dicen que se fueron volando de allí a un castillo en un lugar lejano donde no llegan los rayos del sol, ni las mascaras de la hipocresía de la sociedad, y que sus vidas son inmortales al igual que su amor.

Andrómeda

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