viernes, 29 de junio de 2007

Hasta una pequeña sombra proyecta algo de luz.


¿Contradictorio? Por supuesto, toda mi vida es una contradicción, un madeja enloquecida que no quiere ordenarse, que cree fervientemente que no debe tocarse, que debe dejarse como está, que si tratamos de arreglarla lo único que realmente estaríamos haciendo sería desprenderla de su hechizo.

Ah, Ophelia´s dream, que voz, que música, que sonido amable, dulce, frío, errante...

Y existo aquí, precisamente en éste rincón profundo que es mi vida, una encarnación errante de lo absurdo. Una luz que no posee brillo, una sombra que se limita a ser sombra de si misma, un ente vividor de fuerzas ajenas, incapaz de abastecerse por sus propios medios. Un muerto en carne viva, un ojo opaco perdido entre tanto color, un amor unificado y absoluto, un interés irrefrenable por la muerte, una búsqueda absurda de belleza en la oscuridad.

Incapaz de avanzar, bailo entre juegos ilusorios, productos de mi adnegante soledad.

Estoy atrapada, lo sé, yo misma cuento con la llave de éste frío calabozo ¿Tanto podrá gustarme?

Y me quedo, no puedo retroceder, no puedo avanzar, si lo hago solo me engaño. Estoy presa de mi verdad, una verdad tangible y ajena a cualquiera que me conozca. Una verdad glutinosa, insulsa. Algo tan indiferente y aburrido para los demás, como trágico y crítico para mi.
Ésta es mi verdad, soy una mujer sola, perdida, sin deseos, sin sueños, sin motivaciones, sin objetivos, sin fe, que aun respira pero en el fondo hace mucho tiempo que ya no lo desea.

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